El Black friday nació en Estados Unidos como un día de descuentos súper agresivos, en un viernes que se coloca en el calendario de festividades entre el día de acción de gracias y el comienzo de las festividades navideñas.
Esta práctica que al principio veíamos en las tiendas de tecnología y electrodomésticos, se extendió rápidamente a todos los sectores de las grandes superficies, ampliándose además en el tiempo desde un día exclusivamente hasta una semana entera ó más.
Como es lógico, los comercios de calle y hasta los más pequeños, se fueron adaptando y empezaron a ofrecer descuentos con la esperanza de mantenerse competitivos respecto a los grandes.
Esto, pero, es sencillamente imposible, y sería un error que los pequeños comercios intentasemos asimilarnos a las multinacionales, por varias razones.
La primera sin duda, es que el black friday altera la percepción del valor de los productos.
Si un producto tiene un precio muy bajo, frente a un producto similar que te parezca caro, será porque la CALIDAD es diferente. Y no sólo eso, también será porque los procesos de fabricación y las condiciones de los trabajadores que han realizado estos productos, fueron muy distintas.
Otra diferencia entre pequeño comercio y gigantes, es que no tenemos nunca los mismos márgenes de ganancia que ellos. Sin entrar en conceptos de economía, eso en resumen es: yo no compro la misma cantidad de sonajeros que una gran plataforma, ni por Pinocchio &co. se pasan diariamente tantas personas que compren esos sonajeros en concreto. Por lo tanto, al no tener las mismas rebajas de precio por pedir un stock elevado, ni la misma rotación de producto, mi margen no será NUNCA el mismo que una gran distribuidora de puericultura.
Con eso, queda evidente que un pequeño negocio sería inviable si ofreciera descuentos al estilo black friday.
De último, me gustaría destacar que la filosofía del black friday es totalmente incompatible con un pequeño comercio como el nuestro, que apuesta por criterios de sostenibilidad, y te acompaña en una experiencia de compra muy razonada, en la que estás en todo momento asesorado por una persona que intenta conocer tus necesidades para ofrecerte lo mejor.
La oferta de las rebajas, de hecho, está dotada de un carácter temporal, lo que potencia la urgencia por comprar lo más posible, lo antes posible, antes de que se agoten las existencias. Es decir, es una campaña promocional que incita a una compra impulsiva y en definitiva, al consumismo.
¿Qué puedes hacer como consumidores? Sin duda, seguir haciendo una compra consciente, en la que te interesas por el producto y todo lo que hay detrás de él (tanto en proceso como en el pequeño comercio que apoyas al comprarlo!).
Y nosotros, ¿qué podemos hacer como tienda? Pues ajustar los precios, siempre que sea posible. Aquí en la shop online, por ejemplo, tienes una selección de productos a precio rebajado, bien porque su fabricante los ha descatalogado, bien porque ha cambiado su packaging… porque han quedado sin vender en una temporada muy concreta (verano, etc…)… o sencillamente porque son productos que ya no encajan al 100% con nuestra tienda y queremos darles un hogar!
Además de eso, creo que podemos ser competitivos en algo más que los precios: es nuestra atención totalmente personalizada, en acercarte productos artesanales y hechos con amor, en la vida que damos a tu barrio, en que crecemos contigo!
En eso sí que somos imbatibles todo el año, no sólo un viernes negro, ¿no crees?
A lo largo de estos años he observado cómo eligen sus regalos de Navidad las m/padres de Pinocchio &co. y he reconocido unos trucos que hacen que siempre triunfen con sus hij@s! Si quieres saber cuáles son, quédate y lee este artículo hasta el final. 1. Dicen NO a los catálogos de juguetes Facilitar a …
BLACK FRIDAY: qué es y por qué no lo hacemos.
El Black friday nació en Estados Unidos como un día de descuentos súper agresivos, en un viernes que se coloca en el calendario de festividades entre el día de acción de gracias y el comienzo de las festividades navideñas.
Esta práctica que al principio veíamos en las tiendas de tecnología y electrodomésticos, se extendió rápidamente a todos los sectores de las grandes superficies, ampliándose además en el tiempo desde un día exclusivamente hasta una semana entera ó más.
Como es lógico, los comercios de calle y hasta los más pequeños, se fueron adaptando y empezaron a ofrecer descuentos con la esperanza de mantenerse competitivos respecto a los grandes.
Esto, pero, es sencillamente imposible, y sería un error que los pequeños comercios intentasemos asimilarnos a las multinacionales, por varias razones.
La primera sin duda, es que el black friday altera la percepción del valor de los productos.
Si un producto tiene un precio muy bajo, frente a un producto similar que te parezca caro, será porque la CALIDAD es diferente. Y no sólo eso, también será porque los procesos de fabricación y las condiciones de los trabajadores que han realizado estos productos, fueron muy distintas.
Otra diferencia entre pequeño comercio y gigantes, es que no tenemos nunca los mismos márgenes de ganancia que ellos. Sin entrar en conceptos de economía, eso en resumen es: yo no compro la misma cantidad de sonajeros que una gran plataforma, ni por Pinocchio &co. se pasan diariamente tantas personas que compren esos sonajeros en concreto. Por lo tanto, al no tener las mismas rebajas de precio por pedir un stock elevado, ni la misma rotación de producto, mi margen no será NUNCA el mismo que una gran distribuidora de puericultura.
Con eso, queda evidente que un pequeño negocio sería inviable si ofreciera descuentos al estilo black friday.
De último, me gustaría destacar que la filosofía del black friday es totalmente incompatible con un pequeño comercio como el nuestro, que apuesta por criterios de sostenibilidad, y te acompaña en una experiencia de compra muy razonada, en la que estás en todo momento asesorado por una persona que intenta conocer tus necesidades para ofrecerte lo mejor.
La oferta de las rebajas, de hecho, está dotada de un carácter temporal, lo que potencia la urgencia por comprar lo más posible, lo antes posible, antes de que se agoten las existencias. Es decir, es una campaña promocional que incita a una compra impulsiva y en definitiva, al consumismo.
¿Qué puedes hacer como consumidores? Sin duda, seguir haciendo una compra consciente, en la que te interesas por el producto y todo lo que hay detrás de él (tanto en proceso como en el pequeño comercio que apoyas al comprarlo!).
Y nosotros, ¿qué podemos hacer como tienda? Pues ajustar los precios, siempre que sea posible. Aquí en la shop online, por ejemplo, tienes una selección de productos a precio rebajado, bien porque su fabricante los ha descatalogado, bien porque ha cambiado su packaging… porque han quedado sin vender en una temporada muy concreta (verano, etc…)… o sencillamente porque son productos que ya no encajan al 100% con nuestra tienda y queremos darles un hogar!
Además de eso, creo que podemos ser competitivos en algo más que los precios: es nuestra atención totalmente personalizada, en acercarte productos artesanales y hechos con amor, en la vida que damos a tu barrio, en que crecemos contigo!
En eso sí que somos imbatibles todo el año, no sólo un viernes negro, ¿no crees?
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